El Telamón, el barco fantasma
Originariamente se llamaba Temple Hall y fue botado en 1953 en Escocia. Se encuentra en Lanzarote, Islas Canarias. En el año 1969 se vendió a unos griegos y lo llamaron Pantelis. En 1970 se volvió a vender a otra naviera que le acabó poniendo el nombre por el que se le conoce a día de hoy. En su último viaje desde Costa de Marfil a Thessalonika en Grecia transportaba troncos de madera. Nunca llegó a su destino. Una vía de agua se abrió paso en el casco del barco. Fue remolcado hasta la posición en la que se encuentra hoy, la playa de Barlovento junto a Arrecife. La decisión de trasladar el barco hasta ese punto fue para evitar que se hundiese en el puerto de Arrecife y bloqueara el paso. Todo esto ocurrió el 31 de octubre de 1981. El rescate fue inviable debido a la cantidad de agua que ya había entrado. El Telamón quedó finalmente a la altura de Las Caletas, frente a los depósitos de combustible de la compañía DISA, con la finalidad de que el barco embarrancase sobre la arena en la bahía de los Mármoles. La maniobra fue compleja y se realizó cautelosamente. Pocos días después del accidente llegó el propietario del buque para evaluar la dimensión del accidente, pudiendo comprobar que la vía de agua se había producido a la altura de la bodega y se encontraba 2/3 inundada y llena de troncos. Asimismo, llegaron también técnicos de asociaciones ecologistas para evitar que se rompiera algún tanque y el mar se llenara de combustible y tóxicos. El buque llevaba la friolera cantidad de 260 toneladas de fuel-oil y 60 de diesel-oil, de ahí que se pusieran de inmediato a trabajar en ello: instalaron una plataforma de grandes dimensiones rodeando el casco del buque de carga, y entre la balsa enorme y el casco se esparció un líquido para disolver el fuel en caso de vertidos, aunque pocos días más tarde llegó la Compañía Española de Petróleos, quien trasvasó el combustible. El barco, sin embargo, quedó ahí abandonado, y llegó a ser habitado por okupas, aunque evidentemente las condiciones de un lugar como este no fueron lo suficientemente adecuadas para nadie y quedó de nuevo abandonado, aunque muchos submarinistas lo visitan a menudo para ver, entre otras cosas, la sala de máquinas del Telamón, aunque su estado decrépito actual lo ha convertido en un espacio algo peligroso. Es lo que pasa cuando un buque permanece día y noche luchando contra cada ola y cada tormenta, poco a poco desaparecerá, pero nadie le arrebatará nunca su gran lucha. Se oyen voces que dicen que lo quieren desguazar, pero no parece que se pongan de acuerdo. Ahora es un reclamo turístico.
Comentarios
Publicar un comentario